miércoles, 21 de agosto de 2013

CURIOSO...


El retorno de un anillo de oro cambiado por chocolate hace 68 años


Oro, guerra, chocolate, hospedaje y encuentros entre Estados Unidos y Alemania son elementos que no tendrían por qué no tener una conexión directa o especial entre sí, aunque ciertamente el deseo del preciado metal ha propiciado toda clase de propósitos y despropósitos.
Pero en el caso del anillo del sargento segundo David C. Cox los vínculos entre esos objetos, lugares y circunstancias –y entre las personas que los protagonizaron-a lo largo de casi siete décadas resultan memorables y con un espíritu definitivamente cinematográfico.
David C. Cox, originario de Carolina del Norte, fue copiloto de un bombardero de la Fuerza Aérea de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y era el propietario de un vistoso anillo de oro, regalo de sus padres cuando él fue aceptado en la Fuerza Aérea y grabado con su nombre, su fecha de nacimiento y la ciudad donde vivía. Pero su avión, según relata la agencia AP, fue derribado sobre Alemania en 1943 y Cox fue capturado y convertido en prisionero de guerra en el campo Stalag Luft-III.
Las situaciones en ese campamento de prisioneros eran deplorables y la comida era repugnante. Cox sufrió duramente los rigores del cautiverio durante la guerra pero tras un año y medio como prisionero se encontraba desesperado. Los nazis forzaron a principios de 1945 a prisioneros de guerra a marchar días en la nieve hasta otro campo, el Stalag VII-A. Fue allí cuando Cox decidió cambiar su valioso anillo –cuyo valor más allá de su peso en oro era simbólico y sentimental- a un prisionero italiano por dos barras de chocolate. El bocado debió saberle a gloria pero fue efímero y Cox no volvió a ver el anillo jamás. Cox fue liberado meses más tarde por las fuerzas del general Patton y volvió a Carolina del Norte. Una vez allí mandó fabricar una réplica idéntica de su anillo perdido. Murió en 1994.
La historia del anillo original, con todo, continúo a lo largo del tiempo. De algún modo, el anillo pasó del prisionero italiano a un soldado ruso, que lo cambió en Serbia por alimento y hospedaje en un pub a la orilla del río Danubio. Ese pub era propiedad de la familia Kiss. Martin Kiss, nieto de los dueños del pub, recibió el anillo de Cox como regalo de sus abuelos cuando se mudó a Alemania en 1971. El anillo siempre le pareció intrigante.
Pero pasaron las décadas hasta que, continúa el relato de AP, Kiss conoció en Alemania a Mark y Mindy Turner, estadounidenses que se convirtieron en vecinos de Kiss en la ciudad de Hohenberg, Alemania. Mark Turner trabaja como controlador de tráfico aéreo en una base estadounidense en la región.
Kiss le contó a los Turner la historia que él conocía del anillo y el nombre del enigmático personaje. Los Turner hicieron una búsqueda en internet y la información brotó poco a poco y hallaron una tesis de la Universidad de Carolina del Norte escrita en 2005 por Norwood McDowell sobre al diario del abuelo de su esposa: David C. Cox Sr. En una de las páginas de esa tesis se contaba la historia del intercambio del anillo por chocolate.
Turner contactó a McDowell describiéndole el anillo que Kiss tenía en su poder y McDowell, a su vez, los puso en contacto con David Cox Jr., hijo del teniente David C. Cox.
La conexión resultó fantástica. Kiss decidió entonces devolverle el anillo a su legítimo dueño y heredero: el hijo de David C. Cox. En 2013, hace unos días, puso el anillo en una caja y lo envió desde Alemania hasta Carolina del Norte.
Cuando los Cox recibieron con fascinación el anillo perdido y recuperado, se cerró el ciclo de 68 años. Un final valioso como el oro y dulce como el chocolate.

Fuente: yahoo blog.-

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