Los encantos femeninos de las cuatro
décadas
La cuerentena... suena fatal y llegar supone casi un
trauma. Pero cada vez son más las mujeres que llegan
a los 40 estupendas
“No le quite años a su vida,
Póngale vida a los años que es mejor”,
Sobradas razones tuvo Ricardo Arjona al hacerse eco de
esta ponderación, al igual que el, muchos mas estamos
completamente de acuerdo en que existe un encanto sin
igual, que adorna el perfil de las mujeres maduras. Sin
importarle a ningún viviente el que su figura no sea la de
los quince, se convierte por su estilo y sus encantos, en la
amalgama perfecta entre experiencia y juventud, esa
experiencia que conforma su vida y esa juventud que
adorna su incomparable belleza .
Es justo esa mujer, con sus hilos de plata cubriendo su
cabellera, la mujer que sabe lo que quiere, la que espera
siempre ser bien conquistada, que aunque sea un amor del
momento, que talvez resulte un tormento, que aunque no
perdure, sea externo en cuanto dure, por esa y otras
razones…Tiene que saber amar, el que una mujer madura
quiera conquistar.
Es la mejor edad, es la edad de la razón, con un incesante
amor que hace bien al corazón,
Comprensiva, sensata y sobre todo, endiabladamente
seductora. Casi todas, hoy están casadas o divorciadas y
vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el
segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al
tercero, al cuarto intento. Que importa… otras preservan su
soltería con una independencia que hace de sus vidas un
mundo de envidiables y tiernos ensueños.
Son maravillosas, saben lo que quieren, saben donde van,
siempre están seguras de si mismas, de lo que quieren y
con quienes lo quieren. La mayoría de las veces no se
detienen a analizar lo que tú piensas en torno a lo que
hacen, su seguridad le da firmeza. Con su cuerpo lleno de
dulces experiencias, arrugas de pasión, su erotismo
prevalece a los pies de la sensualidad, haciendo caer
de rodillas a todos los buenos amantes, que embriagados
por el deseo de amar, caen posados en sus brazos y
cabalgando unidos te llevan al firmamento, donde ven las
estrellas venir a su encuentro y escuchar el reiterarte una
vez y otra vez, que eres y serás por siempre, su
adorado tormento.
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