La batalla de tres senadoras mexicanas
para vencer el cáncer de mama
CIUDAD DE MÉXICO — La batalla de Maki Esther Ortiz
contra el cáncer de mama comenzó hace ocho años, cuando
decidió acudir al médico después de sentir "una bolita" en
su seno derecho. "Fui y me hice una mamografía. La
anterior me la había hecho dos años antes. De repente,
apareció una tumoración de más de tres centímetros en la
parte baja de mi cuadrante inferior interno de mi mama… Y
pues ahí empezó", dijo en entrevista la senadora del Partido
Acción Nacional (PAN).
Cirujana de profesión y entonces diputada federal, Ortiz
recuerda que cuando escuchó el diagnóstico sintió que el
mundo se detenía y se preguntó qué pasaría con sus hijos
si la enfermedad se tornaba grave.
"Te tapas con la colcha y no quieres ni salir. Y después,
poco a poco, con la gente que te quiere, con los médicos
que eliges, porque es muy importante, tomas una decisión
que para mí es trascendental: si vas a estar solamente
enferma del cuerpo o si vas a estar enferma del cuerpo y
del alma", dijo.
Tras el diagnóstico comenzó "un largo tratamiento" de un
año que incluyó tres cirugías, 16 sesiones de quimioterapia
y más de 40 de radiaciones, que Ortiz dice haber superado
gracias al apoyo de sus familiares y a que buscó
mantenerse activa en el trabajo legislativo.
Ortiz, de 51 años, reconoce que incluso después de esos
cuidados médicos teme volver a recaer, pero prefiere
pensar que eso no ocurrirá y alentar a otras mujeres a
auto explorarse para prevenir el padecimiento.
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