jueves, 19 de diciembre de 2013

CULTURA........EL IMPRESIONISTA, CLAUDE MONET



Claude Monet






(Claude Oscar Monet; París, 1840 - Giverny, 1926) 

Pintor francés, figura clave del movimiento 

impresionista. Sus inclinaciones artísticas nacieron del 

contacto con Boudin en Le Havre, y las excursiones al 

campo y la playa durante su adolescencia orientaron

 el posterior desarrollo de su pintura.

Después del servicio militar en Argelia, regresó a

 París, donde en el estudio de Gleyre conoció a jóvenes

 artistas como RenoirSisley y Bazille, y en el

 popular café Guerbois contactó con un grupo de

 intelectuales, literatos y pintores como Zola, 

Nadar,Cézanne y Degas, que junto

 con Manet comenzaban a oponerse al arte 

establecido.






La pintura rápida como las pochades o études era, en 

aquella época, del agrado de la sociedad siempre que

 ésta se circunscribiera al tema del paisaje en pequeño

 formato. La temprana obra de Monet, La costa de

 Sainte-Adresse (1864, Institute of Arts, Minneapolis), 

recuerda a su iniciador, Boudin, pero adquiere mayor 

alcance al aplicar la pintura directa a temas y 

formatos de mayor complejidad y tamaño.






Similar innovación puede apreciarse en Mujeres en el 

jardín (1866, Museo de Orsay, París), obra rechazada

 en el Salón de 1867, en la que tres mujeres se

 divierten en el campo bajo un sol tan intenso que sus

 vestidos alcanzan el blanco en estado de gran pureza,

 con escasas modulaciones intermedias y marcadas

 escisiones entre las zonas de luz y sombra. La 

instantaneidad de la escena se pone de manifiesto 

tanto por la precisión luminosa del momento como

 por el dinamismo de las figuras, correteando y 

girando caprichosamente alrededor de un árbol. Con

 esta ambiciosa obra, Monet se aleja del tratamiento 

tradicional que hasta entonces se dio al retrato -el 

retrato de su primera mujer, Camile, había sido

 ensalzado por Zola en el Salón de 1866- y se inclina 

por la integración de las figuras en la naturaleza.








Mujeres en el jardín (1866), de Claude Monet













Los serios problemas económicos y el nacimiento de 

su hijo ilegítimo, Jean, en 1867, condujeron a Monet a

 vivir una época de hambre y pobreza extremas, así

 como a un intento frustrado de suicidio. Durante la 

contienda franco-prusiana, el artista se refugió en

 Inglaterra, donde conoció a Pissarro y obtuvo el 

apoyo económico y la amistad de Paul Durand-Ruel.

 Allí se interesó mucho por la obra de Turner, que 

tanto influiría en su percepción de la luz y el color.

 Según Monet, el pintor que se coloca ante la realidad 

no debe hacer distinciones entre sentido e intelecto.

A partir de 1872, Monet se interesó por el estanque de

 Argenteuil como lugar idóneo para adaptar su técnica

 a la representación rápida del agua y la luz. La obra 

titulada Monet trabajando en su barco en 

Argenteuil (1874, Neue Pinakothek, Munich)

 representa esa especie de laboratorio náutico desde el

 que el artista podía navegar sobre el agua del 

estanque apreciando los cambiantes efectos

 luminosos de su superficie, que reproducía mediante

 diversas variaciones sobre un mismo tema. El barco-

taller de Monet se oponía radicalmente a la idea de

 estudio que veinte años antes exaltaba Courbet en

 su obra El estudio del pintor, y suponía un pintoresco

 testimonio de las principales aspiraciones

 impresionistas.





                                    Impresión, sol naciente (1872)






La incipiente luz del amanecer y sus aleatorios

 reflejos sobre el agua pueden apreciarse también en 

la mítica obra Impresión, sol naciente (1872, Museo

 Marmottan, París), pintada en Le Havre. En poco más

 de medio metro cuadrado numerosas pinceladas se

 superponen en un solo color general neutro, 

captando el instante luminoso del amanecer y los 

destellantes reflejos del sol rojizo sobre el agua; la 

rapidez que la fugacidad del tema exigía condicionó el 

formato, la técnica e incluso el título, condensado 

manifiesto de intenciones que dio nombre al grupo 

cuando, en 1874, al mostrarse la obra en la primera 

exposición impresionista, el crítico Louis Leroy empleó

 el término para referirse despectivamente, en Le

 Charivari, a quienes hasta ese momento eran 

conocidos como el grupo de Manet.






El primero de los ismos modernos tenía ya 

denominación y Monet era considerado jefe del grupo.

 De 1878 a 1881 el artista permaneció en Vétheuil, 

trabajando en la línea iniciada en Argenteuil, sin 

participar en la quinta y sexta exposiciones

 impresionistas de los años 1880 y 1881. Después de

 una estancia en Poissy, que se prolongó hasta 1883,

 Monet, en compañía de su segunda esposa, Alice

 Hoschedé, se trasladó a Giverny, donde vivió hasta

 su muerte.



A partir de 1890 la pintura de Monet se vuelve más

 compleja y la inmediatez y la euforia iniciales se 

transforman en insatisfacción y melancolía, en un

 difícil intento por conciliar la técnica fresca y 

expresiva de sus primeros años con búsquedas más 

profundas y ambiciosas que podían prolongarse 

durante varios días, meses e incluso años, con la 

intención de crear obras que encerraran una mayor 

complejidad: variaciones que en su reiteración 

temática permitieran enfatizar la investigación de las 

resoluciones formales. Efecto de nieve (1891, 

National Gallery of Scotland, 

Edimburgo), Almiares (1891, Museo de Orsay, París)

 y Almiares, puesta de sol(1890-1891, The Art 

Institute, Chicago) son obras que forman parte de 

algunas de sus primeras series.







Sin embargo, la más conocida es la que dedicó en 

1892-1893 a la catedral de Ruán, en la que se

 evidencia, de un modo poético y didáctico, cómo las 

variaciones de la luz alteran la percepción del medio

 que modula esa energía, cómo la luz y color 

constituyen fenómenos indisociables de la percepción 

humana. Monet pintó cincuenta cuadros de la

 catedral, dieciocho de ellos del pórtico, y afirmó: 

"Podría haber realizado cincuenta, cien, mil, tantos 

como segundos hubiera en su vida..."

Durante los últimos treinta años de su existencia, el

 artista trabajó en torno a su jardín de agua de 

Giverny. En un prado vacío por el que pasaba un

 pequeño arroyo construyó un exuberante jardín en el 

que un gran estanque, colmado de nenúfares de todos

 los colores y rodeado por sauces y árboles exóticos, 

se cruzaba por un pequeño puente, de forma ovalada, 

que aparecería en numerosas pinturas de la época, 

como en El estanque de las ninfeas (1900, Museo de

 Orsay, París) o la lírica composición titulada El puente

 japonés (1918-1924, Museo de Orsay, París).



                                                         El puente japonés



Todo el tiempo y el dinero que Monet invirtió en la 

construcción de este jardín se vio compensado por las 

pinturas que de él surgieron; el agua era nuevamente 

un espejo cuya apariencia se modificaba con los 

efímeros e imprevisibles cambios del cielo que en él 

se reflejaban.


Allí nacieron también las conocidas series de Ninfeas o

 nenúfares que, más tarde, se asociaron a las 

aportaciones de Kandinsky, Klee, Picasso y Braque, 

como símbolos del nacimiento de la abstracción en la 

pintura occidental, tras largos siglos de predominio de

 la representación figurativa. Las Ninfeas: paisaje 

acuático (1903, Bridgestone Museum of Art, 

Tokio),Nenúfares al atardecer (1916-1922,

 Kunsthaus, Zurich) o Ninfeas (1919-1920, Museo

 Marmottan, París) son obras de gran formato que, en

 cierto modo, pueden ser contempladas por el 

espectador contemporáneo como pinturas abstractas.






                                          Menúfares (Las nubes), de 1903



Cézanne aludió a la capacidad del artista para captar

 objetiva e inmediatamente la realidad. Sin embargo, 

su proceso creativo iba más allá de la observación 

directa de la naturaleza, y empleaba la memoria

 visual como recurso imprescindible para el acabado 

de sus composiciones. Las imágenes que se forman en

 la memoria son percepciones, igual que las

 determinadas por la visualización de las cosas, y

 entre ambas puede surgir, como ocurrió en la pintura 

de Monet, una nueva concepción de la imagen 

pictórica de la realidad. En sus últimas composiciones

 de lirios de agua, la forma está prácticamente

 disuelta en manchas de color, lo que, de algún modo,

 resulta una anticipación de lo que sería más tarde el

 arte abstracto.








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