Cinco pasos claves en la
comunicación
Familias saludables
Tal y como avanzamos en el anterior artículo
abordaremos cinco pasos claves de forma sencilla y
MUY PRÁCTICA nos ayudarán a desarrollar una
mejor comunicación en la familia.
I-DEDICAR TIEMPO EL UNO AL OTRO
En esta época en la que siempre vivimos a mucha velocidad
y estamos tan ocupados, nos encontramos cada vez con más
áreas de la vida que exigen la dedicación de nuestro
tiempo. No es extraño que le dediquemos el tiempo
necesario a los compromisos menos importantes
que al de estar con la persona más importante en la
vida: tu esposo/a.
Frecuentemente escuchamos a parejas, en consejería
matrimonial, que dicen: “No me tiene en cuenta”. Lo que en
realidad están diciendo es: “Siento que no me valora cuando
no me pregunta lo que pienso o lo que siento”. Es
importante comenzar hoy mismo a dedicar regularmente un
tiempo para que el matrimonio pueda dialogar.
Separar un tiempo significativo cada día para poder hablar y
compartir sin la tiranía de otras obligaciones es esencial.
También será un ejemplo para los hijos, si los hubiere, de
cómo ha de ser la comunicación en sus propias vidas. Cada
hijo requiere de un tiempo especial para poder oírles y
escucharles.
Esto, tan sencillo, es la tarea más difícil mantener en el
Esto, tan sencillo, es la tarea más difícil mantener en el
tiempo para la mayoría de las familias. Sin embargo las
familias fuertes han integrado esta característica a su propia
esencia.
II-HABLA POR TI MISMO
Debes ser consciente de tus propios pensamientos y
sentimientos, así como debes ser responsable de
comunicarlos a los demás en tu familia, especialmente a tu
cónyuge. ¡Nadie puede hablar por ti, excepto tú mismo! Usa
los mensajes en primera persona: “Me siento triste
porque…”; “Creo que necesitamos asumir la situación de esta
manera porque…”; “Realmente me siento lastimado en este
momento”; “Permíteme que te diga cómo veo yo este
asunto”, “Así es como me siento”.
La comunicación se nubla cuando comienzas a
La comunicación se nubla cuando comienzas a
decirle a tu pareja o a tu hijo lo que él o ella piensa y
siente, o cómo debiera pensar o sentir. Esto
frecuentemente crea una reacción defensiva por parte de la
otra persona si siente que tú interpretación es una acusación
o una interpretación injusta. Tu pareja o uno de tus hijos,
podría percibir tu interpretación de otras maneras, por
ejemplo: que no te interesa lo suficiente como para que le
prestes atención.
En ocasiones cuando hablo con un joven adolescente y le
hago preguntas directas acerca de su vida, encuentro que a
su lado esta un padre o una madre que hacen “lectura de
pensamiento” y contestan por él.
“¿Qué estás estudiando?, pregunto dirigiéndome al joven.
- Está haciendo primero de ESO. Contesta la madre.
- ¿Cómo te va el curso?, dirigiéndome nuevamente al joven.
- Es un vago, podría esforzarse más en matemáticas, pero no
hay manera. Vuelve a contestar la madre.
Esta escena de la que habrán sido testigos muchos de los
lectores, lo que provoca es una reacción defensiva en el hijo,
que se enoja, se cierra, se siente ignorado… Por desgracia me
encuentro con mucha lectura de pensamiento en todas las
líneas de relaciones familiares: entre esposos, entre padres
hijos, entre hijos y padres, y entre las distintas generaciones
presentes en la familia.

La buena comunicación procede de expresar
claramente tus propios sentimientos y pensamiento
a la otra persona con palabras, tono de voz, lenguaje
corporal o acciones, todo lo cual puede comunicar
tus sentimientos y pensamientos. Sólo recuerda lo
siguiente: “Habla sólo por ti mismo”.
III- COMPRENDE AL OTRO
III- COMPRENDE AL OTRO
Hay que comprender que las percepciones de los
demás miembros de tu familia son diferentes a las
tuyas.
Nunca veréis las cosas de la misma manera. Los esposos,
Nunca veréis las cosas de la misma manera. Los esposos,
porque provienen de familias diferentes y forma de vida
diferentes; los hijos, porque pertenecen a una nueva
generación que procesa la información de forma nueva.
Diferente no significa equivocado; no significa malo;
Diferente no significa equivocado; no significa malo;
sólo significa que no es igual. Tal vez existan ocasiones
en que se de acuerdo para estar en desacuerdo. Tal vez
debamos decir: “Bueno, creo que verdaderamente tenemos
puntos de vista diferentes”.
Está bien que en ocasiones tengamos maneras diferentes de
Está bien que en ocasiones tengamos maneras diferentes de
ver la vida. Es más, sería extraño que esto no sucediera. La
buena comunicación se alcanza cuando valoramos las
diferencias que tenemos y tomamos el tiempo necesario para
comprenderlas. Cuanto respetas las percepciones de uno de
los miembros de la familia, el mensaje que le comunicas es el
siguiente: “Lo que eres y piensas es importante para mí”. Las
parejas que se valoran mutuamente alcanzarán el
crecimiento a través de la enseñanza y el aprendizaje
recíprocos. Los que no valoran las percepciones del otro
comunican el siguiente mensaje: “Tú no tienes nada para
enseñarme, mi forma de proceder es siempre la correcta”.
Frecuentemente, la comunicación deficiente es producida
Frecuentemente, la comunicación deficiente es producida
por nuestros intentos de probar que tenemos la razón.
Pregúntate a ti mismo si prefieres tener la razón o ser feliz. A
veces no se pueden lograr ambas cosas. Si no te interesa
escuchar el punto de vista de alguno de los tuyos,
simplemente no valoras lo que piensan ni lo que sienten.
IV- ESCUCHA CON ATENCIÓN
Escucha, no sólo que se está diciendo, sino el
mensaje total que está transmitiendo. Recuerda que
menos de la mitad de tu mensaje puedes
comunicarlo verbalmente, a través de las palabras y
del tono de voz, como decíamos en la entrega
anterior. También es importante prestar atención a los
mensajes corporales no verbales, pues esos mensajes a
menudo te darán pistas con respecto a lo que siente la otra
persona de tu familia. Cuando se está en la etapa de
noviazgo es muy común estar sintonizado con los mensajes
no verbales de tu prometido/a. Después del matrimonio se
necesita dedicación para mantenerse bien sintonizado, pues
con el correr del tiempo tenemos la tendencia de asumir que
sabemos lo que nuestro cónyuges están pensando y sintiendo.
Da un paso hacia atrás y considera las formas que tenemos
de escucharnos. La mayoría de nosotros tenemos tres formas
básicas de escucharnos: atentamente, pasivamente y
selectivamente.
El escuchar atentamente implica dedicar tu
completa atención a alguien.
No sólo escuchas lo que se está diciendo, sino que estás
consciente de la forma en que se dice, el tono de voz que se
utiliza y el lenguaje corporal expresado. De esta forma estás
escuchando el mensaje total que la otra persona está
enviando, valorando lo que te está diciendo.
Cuando escuchas atentamente, el escenario está dispuesto
para que se desarrolle la buena comunicación, de esta
manera ya estás enviando un mensaje al otro se ha dispuesto
el tiempo necesario para intercambiar planamente los
pensamientos y sentimientos. Escuchas el mensaje completo
en lugar de intentar planificar lo que vas a decir cuando te
toque hablar. Uno de los elementos más difíciles de lograr es
escuchar atentamente y sin embargo, es el más necesario en
el proceso de la buena comunicación. Precisa práctica,
paciencia y respeto, por lo que ese que amas tenga para decir.
Un oyente pasivo tal vez oiga las palabras que se están
diciendo, pero no sintoniza el resto del mensaje perdiendo
de esta forma, la mayor parte del mismo. Se da poco valor a
lo que está queriendo decir y a la persona que lo está
diciendo. Cuando tu atención está dirigida a tu ordenador, o
a la televisión, o a otras cosas, no tienes la capacidad de
comunicarte con efectividad. Si la otra persona está
involucrada en otra actividad, no es un buen momento para
conversar.
Todos nosotros, en un momento u otro,
somos selectivos con respecto a lo que escuchamos.
Oímos sólo que deseamos y el resto lo desechamos. Durante
el noviazgo es muy posible que los novios no tengan en
cuenta palabras o información que no se desea oír.
Posiblemente se le da poca o ninguna importancia a ciertas
cosas que se digan y que asignes gran valor a otras palabras o
frases. Al llegar al matrimonio se mantiene ese patrón de
escucha y surgen problemas. Oyen, pero no escuchan.
Un ejercicio interesante para escuchar en forma selectiva
sería preguntarles a unas cinco o diez personas, que
acabaran de escuchar la misma predicación, el tema del que
había tratado el orador. Es muy probable que cada una haya
escuchado algo un poco distinto a lo que el otro percibió.
Existe una gran posibilidad de que cada uno haya olvidado
aquello que le resultó difícil o doloroso de escuchar. De esto
se trata el escuchar selectivamente.
Si una pareja se encuentra que repetidamente está luchando
con que uno o ambos están escuchando sólo una porción de
lo que la otra persona está diciendo, lo mejor es detenerse y
tomarse el tiempo necesario para descubrir cuál es la raíz de
esta forma selectiva de escuchar al otro. Esto ayudará a
comenzar la apertura del proceso de comunicación.
V- COMPRUEBA QUE ENTIENDES LO QUE EL
OTRO DICE
Este proceso se logra cuando le permites saber a tu
compañero lo que tú le oíste decir, así como al preguntarle si
le entendiste correctamente. Esto permite al otro corregir
cualquier malentendido. El comprobar reduce la “lectura de
la mente” y las malas interpretaciones, una trampa en la que
suelen caer muchas familias que piensan que se conocen lo
suficiente como para interpretar lo que el otro quiso decir,
obviando lo que sí dijo. Recuerda, tú sólo puedes hablar por
ti mismo. Si tú lees la mente estarás hablando por tu pareja o
por tu hijo.
La comprobación también permite a la otra persona saber
que las has estado escuchando atentamente y que le asignas
suficiente valor como para asegurarte de haber entendido el
tema que se está tratando.
CONCLUSIÓN: UN PROCESO
CONCLUSIÓN: UN PROCESO
El tiempo, la honestidad, la claridad, el respeto, la
valorización y el amor de uno con el otro, te
ayudarán a ti y al resto de tu familia a desarrollar el
arte de la comunicación. La comunicación es una
destreza que puede ser aprendida y mejorada pera
que lleva tiempo.
Recuerda, cuando aprendiste a conducir un automóvil. Es
probable que hayas arrancado y detenida varias veces con
grandes sacudidas, que hayas actuado con torpeza y que
además tuvieras necesidad de mucha concentración en lo
que estabas haciendo. El aprendizaje de la comunicación
saludable y efectiva lleva tiempo, práctica y mucha
paciencia.
Las parejas que han logrado relaciones saludables, felices y f
uncionales, se han tomado el tiempo necesario para
desarrollar una buena destreza en la comunicación.
¿Valoras a tu esposa/o y lo que tenga para decirte? ¿Valoras
los puntos de vista de tus hijos? ¿Te tomas tiempo necesario
para decirle a tus padres tus pensamientos y tus
sentimientos? ¿Qué tipo de oyente eres tú: atento, pasivo,
selectivo o una combinación de los tres? ¿Cómo calificarías
tu actual nivel de comunicación en tu familia?

La elección es tuya y lo que decidas al respecto
afectar al tipo de familia que tendrás.
WEB.-
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