- Pepe el misionero, la tortuga
gigante más querida de las islas
ecuatorianas de Galápagos, en el
Pacífico, murió el jueves pasado por
causas naturales, informó este
viernes el director de Ecosistemas del
Parque Nacional Galápagos (PNG),
Víctor Carrión.
El quelonio, que vivía protegido en la
isla San Cristóbal y tenía unos 60 años,
falleció "a causa de que varios de sus
órganos venían fallando", dijo el
funcionario a la agencia AFP,
añadiendo que Pepe también sufría de
sobrepeso.
La tortuga presentaba también
"problemas para comer", pues por
periodos dejaba de ingerir alimento.
Durante buena parte de su vida ingirió
comida no apropiada para una tortuga y
después controlar su dieta fue difícil.
El director del Parque Nacional
Galápagos (PNG), Arturo Izurieta,
dedicó unas palabras a quienes
conocieron a Pepe.
La muerte de la tortuga “no pone en
peligro a su especie", agregó.
Aunque deja un vacío pues era uno de
los consentidos del archipiélago
reconocido por su diversidad. Pepe, de
la especie Chelonoidis becki que habita
en el volcán Wolf, en el norte de la isla
Isabela, adquirió fama internacional.
Su historia comenzó a finales de la
década de 1940, cuando pescadores lo
encontraron y se lo regalaron a una
familia de la isla de San Cristóbal, los
Agama.
En aquella época "tener una tortuga era
como tener un perro" para muchas
familias del archipiélago, de acuerdo
con un reseña sobre la vida de la
tortuga publicada por la agencia EFE
en junio de 2013.
En 1959, con la creación del Parque
Nacional Galápagos, se prohibió la
tenencia de tortugas gigantes en los
hogares pero la familia de Pepe se
negó a entregarlo a las autoridades, y lo
dio a la misión franciscana de San
Cristóbal en 1967, quienes le pusieron
el sobrenombre de El Misionero.
Con permiso de las autoridades del
parque, permaneció con los religiosos
hasta 2012 cuando, por motivos de
salud, se decidió su traslado al PNG.
Cuando llegó "tenía el colesterol
elevado y sobrepeso", dijo a la agencia
EFE uno de los cuidadores de la
tortuga en 2013, quien informó que a
Pepe le gustaba comer sobre todo
papaya y plátano.
Durante todos los años que Pepe pasó
con los franciscanos comió muchos
tipos de alimentos, algunos no
adecuados para la tortuga, por lo sus
cuidadores tenían problemas para que
aceptara una dieta que mejorara su
salud.
"Muchos niños iban a la iglesia los
domingos para ver a Pepe y llevaban
una bolsita de frutas para darle de
comer, en casi todas las casas de
Puerto Baquerizo (capital de San
Cristóbal) hay alguna foto de niños
subidos encima de la tortuga”, señaló el
cuidador, citado por la agencia EFE.
Debido a que estuvo acostumbrado a
vivir entre la gente, Pepe no pudo ser
liberado porque no sabía conseguir
alimento por sí mismo, tampoco fue
apareado, "aunque disfruta de
atenciones que ya quisieran para sí
muchas tortugas", señala el perfil de la
agencia, ya que disfrutaba pasar mucho
tiempo en su poza y tener la atención
permanente de los técnicos del parque.
Esta es la segunda muerte de una
especie reconocida de las Galápagos.
El Solitario George murió en junio de
2012. Era la última tortuga gigante de
su especie y murió de causas naturales
tras infructuosos intentos para que se
reprodujera.
Se estima que George tenía más de
100 años y se convirtió en símbolo de la
conservación animal. Era el único
sobreviviente de la especie Chelonoidis
abigdoni y provenía de la isla Pinta,
donde fue encontrado en 1972.
Las Galápagos aún albergan a 11
especies de tortugas gigantes tras la
desaparición también de las especies
de las islas Fernandina (Chelonoidis
fhantastica) y Santa Fe (Chelonoidis
spp).
CNN.-
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