lunes, 21 de septiembre de 2015

NIÑOS DOMINICANOS QUE LES CRECE EL PENE DESDE 12 AÑOS


Los güevedoces: los niños de República 


Dominicana a los que el pene les empieza 


a crecer a los 12 años




A los conocidos como "guevedoces" los educan como 
niñas porque no tienen testículos ni pene visibles.

Johnny vive en un pequeño pueblo de la provincia de
 Barahona, en el sur de República Dominicana, donde él
 y otros como él son conocidos como güevedoces. Lo
 que se puede traducir como "con penes a los 12 años".

Conocimos a Johnny cuando estábamos filmando una nueva
 serie de BBC Two llamada "Countdown to Life" que examina
 cómo desarrollamos el útero y cómo esos cambios,
normales y no, nos afectan en otras etapas de la vida.

Como los otros güevedoces, Johny fue educado como una
 niña porque no tenía testículos ni pene visibles. Solo
 cuando se acercaba a la pubertad le creció el pene y
 descendieron sus testículos.

Johny, conocido antes como Felicita, recuerda ir a la 
escuela con un pequeño vestido rojo, aunque dice que 
nunca le gustó hacer "cosas de niñas".

"Nunca me gustó vestirme como una niña y cuando me
 traían juguetes para niñas nunca los utilizaba. Cuando
 veía a un grupo de niños, me paraba para jugar a la pelota
 con ellos".

Cuando se convirtió en hombre de forma evidente fue objeto
 de burlas en la escuela, a las que respondía con los puños.

"Solían decir que era el diablo, cosas feas, palabras sucias, y
 no tenía otra opción que pelear con ellos porque estaban 
cruzando una línea".

De Carla a Carlos


También grabamos a Carla, que a la edad de siete años está
 a punto de convertirse en Carlos.

Su madre empezó a percibir el cambio desde hace tiempo.
"Cuando cumplió cinco años, me di cuenta de que siempre
que veía a uno de sus amigos niños, quería pelear con ellos.
 Sus músculos y su pecho empezaron a crecer. Podías ver 
que iba a ser un niño. Yo la quiero sea quien sea. Niña o 
niño, me da igual".

Pero, ¿por qué sucede esto?

Una de las primeras personas en estudiar esta inusual 
condición fue Julianne Imperato-McGinley, de la Universidad 
de Medicina de Cornell, en Nueva York.

En la década de 1970, llegó a esta zona remota de 
República Dominicana, atraída por los reportes 
extraordinarios de las niñas que se convertían en niños.

Cuando llegó, vio que los rumores eran ciertos. Hizo 
multitud de estudios sobre los güevedoces, incluyendo 
biopsias de sus testículos que debieron ser bastante 
dolorosas, antes de descubrir finalmente el misterio.

El "juego" de los cromosomas


Cuando una persona es concebida, tiene normalmente un 
par de cromosomas X si va a ser una niña, o un par de 
cromosomas XY si va a ser un niño.

Image copyrightThinkstock
Image captionEl género de un niño generalmente depende de los cromosomas.

Durante las primeras semanas de vida en el útero no 
somos ninguno de los dos, aunque empiezan a crecer los 
pezones para los dos sexos.

Luego, alrededor de ocho semanas después de la 
concepción, las hormonas del sexo aparecen.

Si eres genéticamente hombre, el cromosoma Y instruye a 
tus gónadas para que se conviertan en testículos y envía 
testosterona a una estructura llamada el tubérculo, donde se 
convierte en una hormona más potente llamada 
dihydrotestosterona.

Esto, por su parte, transforma el tubérculo en un pene. Si 
eres mujer y no produces dihydrotestosterona, tu tubérculo 
se convierte en un clítoris.

Condición genética


Cuando Imperato-McGinley investigó a los güevedoces, 
descubrió la razón por la que no tienen genitales masculinos 
al nacer: tienen deficiencia de una enzima conocida 
como 5-alfa reductasa, que normalmente convierte la 
testosterona en dihydrotestosterona
.
Image copyrightSPL
Image captionLos guevedoces son deficientes en una enzima conocida como 5-alfa reductasa.

Esta deficiencia parece ser una condición genética, 
bastante común en esta parte de la República 
Dominicana, pero muy rara en otros sitios.

Así que los niños, a pesar de tener un cromosoma XY, 
parecen niñas cuando nacen. En la pubertad, como otros 
chicos, reciben otra dosis de testosterona.

Esta vez el cuerpo responde y les nacen músculos, 
testículos y pene.

Las investigaciones de Imperato-McGinley mostraron que 
en la mayoría de los casos los nuevos órganos masculinos 
funciona bien, y que muchos güevedoces viven sus vidas 
como hombres. Aunque algunos se operan para seguir 
siendo hembras.

Otra cosa que descubrió Imperato-McGinley, que tendría 
implicaciones profundas para muchos hombres de todo el 
mundo, fue que los güevedoces suelen tener próstatas 
más pequeñas.

Esta observación, hecha en 1974, fue recogida por Roy 
Vagelos, director de investigación en el gigante 
farmacéutico Merck.

Ayuda a la Ciencia


Pensó que esto era muy interesante y puso en marcha 
investigaciones que llevaron al desarrollo del que se 
convertiría en el medicamento más vendido para 
afecciones de próstata, finasterida, que bloquea la acción 
de la 5-alpha-reductasa imitando la falta de 
dihydrotestosterona vista en los güevedoces.

Mi esposa, que es médica de atención primaria, prescribe 
con frecuencia finasterida porque es una forma efectiva 
para tratar un alargamiento benigno de la próstata, una 
verdadera maldición para muchos hombres a medida que se 
hacen mayores.

La finasterida también se usa para tratar la alopecia 
masculina.

Una observación final interesante que hizo Imperato-
McGinley fue que todos estos chicos, a pesar de ser 
educados como chicas, mostraron casi todos 
preferencias heterosexuales.

Ella concluyó en su estudio que las hormonas en el útero 
son más importantes que la educación cuando se habla 
de la orientación sexual.

En el caso de Johny, desde que desarrolló genitales 
masculinos, ha tenido novias durante cortos periodos, pero 
todavía busca el amor.

"Me gustaría casarme y tener hijos, una pareja que esté 
conmigo en lo bueno y en lo malo", 

BBC.'

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