El amor imposible entre un poeta
y una adolescente que inspiró la
canción más triste de toda
América Latina
Por alguna extraña razón, los neutrones no le
importan a nadie, mucho menos cuando son
estrellas. Más allá de la comunidad científica,
nadie sabe que la colisión a gran escala entre
estas partículas dan lugar a un agujero negro.
Esa región monumental del espacio que todo
lo consume, tal y como sucede con los hombres
y mujeres al enamorarse: una suma de cuerpos
devorándose lentamente, estrellas de carne
y hueso.
José Martí se enamoró cuando era muy tarde,
pues estaba comprometido con otra mujer.
Político republicano, escritor, periodista
dedicó su vida a defender la soberanía de
Cuba como parte del continente americano.
Desarrolló géneros literarios tales como la
poesía, el ensayo y el artículo de opinión
en diversas publicaciones impresas. Gracias a su
obra literaria, se le conoce como uno de los de
los precursores del modernismo.
Entre su vasta producción literaria, destaca la
historia de amor detrás de uno de sus poemas más
conocidos a nivel mundial. “La Niña de Guatemala”,
texto en el que plasmó el idilio que vivió cuando ya
no amaba.
Una historia forjada por lágrimas, cartas sin
entregar y versos de amor, pequeños agujeros
negros consumiéndolo sin tregua.
Cuando José Martí conoció a María García
Granados supo que la amaría hasta el último
minuto de su existencia. Él tenía 24 años y
había llegado a Guatemala luego de haber
realizado una breve escala en la Ciudad de
México, donde se decepcionó del estricto
gobierno de Porfirio Díaz. Ella tenía sólo 16
y era alumna de la Academia de Niñas de
Centroamérica. Su alumna.
Atraído por la sencillez de sus pobladores,
el pasado prehispánico y las discusiones
académicas con sus alumnos, el poeta comienza
a redactar el texto que años más tarde
titularía “Versos Libres”.
Poco a poco, José Martí asiste a las tertulias
familiares de los García Granados y es cada vez
mejor recibido gracias a ser considerado por el padre,
Miguel García Granados, un joven con excelentes
modales y una inteligencia privilegiada. Es así
como pasa las tardes en compañía de María,
una bellísima joven de ojos grandes con quien
entabla más que una amistad, pero que no llega a
convertirse en nada más porque Martí ya estaba
comprometido con la cubana Carmen
Zayas Bazán.
Ese mismo año, en 1877, Martí volvió a Cuba
para casarse con Carmen, pero con el corazón
puesto en los ojos de María, a quien le escribe
en secreto el primero de tres poemas conocidos
por las personas más allegadas a él.
“Terrestre enfermo, que a solas llora
el furor de los hombres, la extrañeza
siento una luz que me parece estrella,
oigo una voz que suena a melodía
y alzarse miro a una gentil doncella
tan púdica, tan bella
¡que se llama María!”
Entre ellos sólo había ocho años de diferencia
y un abismo de convenciones sociales.
Un año después, en 1878, Martí y su esposa
Carmen regresan a Guatemala. Sin embargo, su
llegada causa el revuelo de María quien,
sin apartarlo de su memoria, de inmediato
le envía un mensaje:
“Hace seis días que llegaste a Guatemala y no has
venido a verme. ¿Por qué eludes tu visita? Yo no
tengo resentimiento contigo porque tú siempre me
hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral
de compromiso de matrimonio con la señorita Zayas
Bazán. Te suplico que vengas pronto, Tu niña."
José Martí no acude a la visita. Comprometido
como está y fiel a sus principios, decide no alentar
un fuego en el que no puede consumirse e ignora el
mensaje. María no lo soporta. Humillada, herida en
su orgullo y con el corazón hecho añicos la joven
se suicida ahogándose en el mar. María tiene
17 años.
Al enterarse de la noticia, José Martí acudió a su
funeral; llegó muy tarde. Algunos años después,
el cubano inmortaliza la historia de su romance
imposible en el poema número IX de su texto
“Versos perdidos”. Corre el año de 1891 y bajo el
pulso del poeta cubano, comienzan las líneas
de una historia preservada contra el pronóstico
del olvido, que se convirtió en canción y es
reconocida por su tristeza en toda
América Latina:
"Quiero a la sombra de un ala
contar este cuento en flor
la niña de Guatemala
la que se murió de amor"
Todas las historias de amor son agujeros negros
de distinto tamaño. Cada una con sus particularidades,
victorias y fracasos. Sin embargo, los romances
constituyen el polvo del que están conformados
los hombres y las mujeres que se aproximan
no correspondido. No cabe duda que...
El universo cabe en una poesía!!.
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