Cuba se abre a la inversión extranjera con
puerto de Mariel
Los primeros 700 metros de muelle del nuevo megapuerto serán
inaugurados el lunes por los presidentes de Cuba, Raúl Castro, y
Brasil, Dilma Rousseff, en el primer paso de la isla hacia la
modernización y la inversión extranjera a gran escala.
Mariel, situado a 45 km al oeste de La Habana, será el primer gran
puerto de la cuenca del Caribe, que abrirá la posibilidad a que se
convierta en punto de reembarque hacia otros países, aunque el
embargo estadounidense sobre Cuba puede complicar su
funcionamiento.
La inauguración de la primera etapa del nuevo puerto será una de
las actividades paralelas más relevantes de la II cumbre de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac),
que acoge La Habana el martes y el miércoles.
Se trata del mayor proyecto de infraestructura en la historia de
Cuba, cuyo desarrollo debe durar una década para concentrar en
una área de 465 km2 el puerto, construido por la empresa
brasileña Odebrecht, y una zona franca industrial y comercial.
El gobierno de Rousseff, que se ha convertido en el segundo
mayor socio comercial de la isla en América Latina después de
Venezuela, ha financiado el 75% de las obras. Hace cuatro años
otorgó a la isla un crédito de 600 millones de dólares y estudia
ahora concederle un segundo.
El centro del proyecto es el megapuerto, en el cual podrán atracar
los grandes buques Postpamanax -capaces de transportar más de
12.000 contenedores- y que absorberá el tráfico de mercancías
que durante cinco siglos concentró La Habana. La bahía de la
capital quedará reservada para los cruceros.
Mariel se beneficiará además de la ampliación del Canal de
Panamá, que debe culminar en 2015 y que permitirá el paso de
los Postpanamax, lo que abaratará el transporte marítimo. Los
muelles del puerto cubano tendrán capacidad para mover entre
800.000 y un millón de contenedores al año, pero todavía falta
que se construya una autopista y una vía férrea para conectar en
forma expedita Mariel con La Habana. Será administrado por la
compañía PSA International, de Singapur, que ya gestiona más de
una decena en el mundo.
ZONA FRANCA
Junto al recinto portuario se levantará la nueva zona franca de
Mariel, de 45,8 km2. Las autoridades cubanas dicen que será un
enclave de alta tecnología para productos agroindustriales,
biotecnológicos e incluso informáticos, destinados al mercado
cubano y la reexportación.
También han subrayado que creará miles de puestos de trabajo
con salarios muy superiores al actual promedio mensual de 20
dólares.
Desde el 1 de noviembre "hemos recibido propuestas de inversión
en diversos sectores por parte de empresas del gigante
sudamericano (Brasil), de México, Argentina, Chile y República
Dominicana" declaró a la prensa Ana Igarza, directora de la
Oficina de la Zona Especial de Desarrollo (ZED), que gestiona
los intereses inversionistas. Esto "patentiza el interés que ha
despertado este proyecto en la región".
"En la primera etapa de desarrollo de la zona hemos previsto
continuar avanzando en la creación de infraestructuras, así como
en el establecimiento de empresas que realicen actividades
productivas, fundamentalmente en la biotecnología y la
farmacéutica, la informática y las comunicaciones, la
agroalimentaria, de envases y embalajes, la ligera y otras ramas
relacionadas con la industria tradicional, deficitarias en nuestro
país", agregó.
En un sector del puerto ya funciona una base logística para las
empresas extranjeras que buscan petróleo en la Zona Económica
Cubana del Golfo de México y en el futuro habrá depósitos de
almacenaje para el crudo que Cuba espera extraer algún día.
ABRIRSE AL CAPITAL EXTRANJERO
Para sacar adelante este ambicioso proyecto Cuba necesita
tecnología y, sobre todo, capital. La isla necesita "unos 3.000
millones de dólares" para alcanzar una adecuada fase productiva,
señaló en una reciente conferencia el economista Juan Triana, de
la Universidad de La Habana.
"Nos hace falta inversiones para modernizar el país, y esa
inversión tendrá que venir con la inversión extranjera directa". En
1993, cuando gobernaba Fidel Castro, comenzó una tímida
apertura al capital extranjero, pero dos décadas después los
resultados están por debajo de lo esperado. De hecho el número
de empresas extranjeras asociadas al Estado cubano cayó a la
mitad en los últimos años.
El presidente Rául Castro convocó para marzo una sesión
extraordinaria del Parlamento para aprobar una nueva ley de
inversión extranjera. Para él, la zona franca "está llamada a
convertirse en un importante polo de la inversión extranjera".
Los directivos de Mariel, por su parte, sostienen que las actuales
condiciones de inversión en este proyecto son atractivas y
especiales. En un intento por borrar el fantasma de las
nacionalizaciones de Fidel Castro de 1961, el ministro de
Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca,
afirmó en noviembre que las inversiones extranjeras en el
megapuerto "no pueden ser expropiadas".
AFP
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