domingo, 2 de febrero de 2014

MOMENTO DE DESCANSAR...


    Descanso










En la noche dispones a dormir. Tu cuerpo busca su posición

 favorita,pones tu mente en blanco y agradeces a Dios por

 todo lo que te ocurrió en la fecha que agoniza.


La jornada ha terminado. Uno menos de los días que te


 faltan por vivir: feliz o no, tortuoso, efímero, interesante,

 desabrido, lleno de ricas experiencias, descolorido

, monótono, colmado de expectativas realizadas… en fin

, ¿para qué tanto analizar? La labor finalizó y ha llegado la

 hora del descanso.


Morfeo te espera. Te llama la oscuridad mientras pretende


 cubrirte con su negra quietud.


Lentamente un ligero sopor te invade mientras abandonas


 el mundo de los despiertos, de esa actividad febril que 

quiere esclavizarte con sus pautas hasta lograr hacer de ti 

una víctima más de su vorágine. 


El tránsito es suave. Sin darte cuenta penetras al mundo de


 los sueños, donde todo suele ser color de rosa. Donde el

 subconsciente se aferra a cosas positivas; donde lo que 

anhelas se convierte en realidad; donde puedes hablar con

 los amigos de antaño que el tiempo y la distancia han

 separado de ti; donde también puedes compartir 

momentos de alegría –imposibles de vivir en tu cotidiana 

realidad- con parientes que partieron al más allá. 






Transcurre la noche. Te despierta quizás una suave palidez


 que se escurre por la ventana entre el estentóreo diálogo

 de gallos lejanos; la voz del marchante que pregona sus

 frutos, o el agudo sonido del auto del vecino que enciende

 su motor.


El calor de la vida se derrama despacio por el mundo. El 


sueño ha concluido y te enfrentas a la realidad de un nuevo

 día.


Otra vez el cielo se ha despojado de sus telas sombrías y


 allá en lontananza, las doradas cortinas se descorren de

 nuevo. Las casas aledañas se siluetean con la luz de

 levante y tú, pesadamente, dejas el letargo y te

 incorporaras a la vida.


¡Estás despierto! Una nueva página del calendario de tu 


vida arranca con su abanico de posibilidades, invitándote a

 resolver problemas y a consumar planes. Es hora de

 abandonar quimeras y comenzar con optimismo una nueva

 jornada. Superado el sueño, debes afrontar, como todos,

 la realidad.


Abandona el lecho y empieza con una sonrisa la agenda


 que tienes por delante. ¡Emprende el día con entusiasmo! 

Probablemente Dios convierta en realidad tus sueños para 

la fecha que recién comienza...


Alberto Vásquez.

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