lunes, 17 de marzo de 2014

CELULAS TERRORISTAS EN AMERICA....

 
 
 
Irán mantiene células terroristas en América
 
 Latina
 
 
 
Grupos ayudaron la milicia libanesa Hezbollah a ejecutar en
 
 1994 el atentado contra la Asociación Mutual Israelita
 
Argentina (AMIA), en Buenos Aires, dice informe.
 
 
 
 
El juez argentino Rodolfo Canicoba Corral dictó una orden internacional de arresto en 2006 para el ex presidente iraní Akbar Hashemi Rafsandjani y otros altos oficiales iraníes presuntamente implicados en el atentado de 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos. Imad Moughnieh fue asesinado en Siria en 2008. (AFP) 
 
         
El juez argentino Rodolfo Canicoba Corral dictó una orden
 
internacional de arresto en 2006 para el ex presidente iraní
 
Akbar Hashemi Rafsandjani y otros altos oficiales ironies
 
 presuntamente implicados en el atentado de 1994 contra la
 
 Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85
 
muertos. Imad Moughnieh fue asesinado en Siria en 2008.
 
(AFP)
 
 
BUENOS AIRES, Argentina – Desde los años 80, Irán ha

infiltrado células de inteligencia en América Latina para reclutar

agentes que son usados en ataques terroristas, según analistas de

seguridad y autoridades de la Justicia argentina.

Ese ejército en las sombras ayudó la milicia libanesa Hezbollah a

ejecutar en 1994 el atentado contra la Asociación Mutual Israelita

Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos.

En 2007, la célula iraní de Guyana estuvo a punto de explotar los

tanques de combustible del aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva

York, pero fue impedida por fuerzas de seguridad de EE.UU.

Los datos se desprenden de la investigación del fiscal de la causa

AMIA, Alberto Nisman, quien acusa a Irán de patrocinar y cometer

actos de terrorismo en la región tras la Revolución Islámica de

1979.

“El ataque a la mutual judía en Buenos Aires no constituyó un

hecho aislado”, afirmó Nisman en un dictamen de 502 páginas. “Se

inserta en un contexto mayor, desarrollado a partir de la decisión

del régimen iraní de ‘exportar la revolución’ incluso mediante la

violencia”.

En el dictamen, que se dio a conocer en mayo y es resultado de casi

diez años de investigación, Nisman señala que Irán ha utilizado

mezquitas, embajadas y centros culturales para promover el

terrorismo en Latinoamérica.

El plan iraní inició en 1982, cuando se realizó en Teherán un

seminario con unos 380 clérigos de 70 países, según el

dictamen.            
Actualmente, Irán utiliza sitios de internet para captar adherentes,

según analistas de seguridad.

“Irán ha instalado websites en la región para propagar mensajes

extremistas”, dijo el uruguayo Luis Fleischman, profesor de

ciencias políticas en el Harriet L. Wilkes Honor College de la

Universidad Atlántica de Florida, EE.UU. “Lo preocupante no es

que la gente común lea esos sitios, sino que la población local de

origen árabe, que desde hace más de un siglo vivió en paz con la

comunidad judía, pueda volverse radical”.

 


Argentina: La red de Mohsen Rabbani

 
El cabecilla de la célula de inteligencia iraní en el Cono Sur fue el

clérigo chiita Mohsen Rabbani, quien suministró apoyo logístico al

ataque de Hezbollah contra la AMIA, dice el informe.

Rabbani ingresó a Argentina en 1983 como turista y obtuvo la

radicación permanente al año siguiente. Decía ser representante del

Ministerio de la Carne de Irán, pero integraba el Buró de

Inteligencia del ayatolá Khomeini, afirma el fiscal.

A los pocos meses Rabbani ya controlaba tres mezquitas chiitas en

Argentina: At-Tauhíd, en el barrio de Floresta, en la zona sur de la

capital; Al Iman, en la localidad de Cañuelas, provincia de Buenos

Aires; y El Mártir, en San Miguel de Tucumán.

Testigos de la causa dijeron que Rabbani manipulaba los

estudiantes, colocándolos en situación de dependencia económica

para vulnerar su independencia intelectual.

“A cada estudiante que acudía a la mezquita le correspondían 1.000

pesos mensuales (US$1.000 en aquella época, US$151.41 hoy) por

sus estudios, y Rabbani solo les daba 100 pesos (US$100 en

aquella época, US$15.14 hoy), quedándose con el resto”, explicó el


testigo Eduardo Lescano.

“Jóvenes reclutados eran enviados a centros religiosos de Irán,

donde “recibían entrenamiento militar y adoctrinamiento político

de parte de los Pasdaran (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria)”,

señala el informe.


Los que no aceptaban la radicalización eran segregados. Ello

sucedió con Lescano, quien sostuvo que “dejó de concurrir a la

mezquita At Tauhíd en 1990 o 1991 por diferencias ideológicas” y

después se le negó la entrada.

Para captar adeptos, Rabbani utilizó periódicos y emisoras de radio.

La estación de inteligencia contaba además con las empresas de

fachada G.T.C. (Government Trading Corporation, que

inspeccionaba la faena de la carne bajo preceptos islámicos) e

Imanco (registrada como compañía de importación y exportación),

además de miembros radicalizados de la comunidad musulmana

local, llamados de “antenas”.


La actividad de Rabbani abarcó centros islámicos en Uruguay,

Chile y Colombia, sostiene el fiscal.


“La decisión de atentar contra la AMIA fue tomada el 14 de agosto

de 1993 durante una reunión en la ciudad de Mashad, en Irán”, dice

el informe.

Rabbani se encargó de la compra de la camioneta Trafic usada

como coche bomba. Cuatro meses antes del ataque, fue designado

consejero cultural de la embajada, lo que le garantizaba inmunidad

diplomática, completa el documento.

Nisman comprobó que Rabbani intercambió varias llamadas de

celular con el colombiano Samuel Salman El Reda, quien desde

Foz de Iguazú, en la Triple Frontera, coordinó la tarea de los

terroristas.


Rabbani tiene pedido de captura internacional, pero vive en Irán

amparado por el régimen islámico, dijo Nisman.

 


Guyana: La red de Abdul Kadir 
    
Mientras Rabbani operaba en el Cono Sur, uno de sus discípulos

construía una red de inteligencia similar en el Caribe: el ingeniero y

exdiputado guyanés Aubrey Michael Seaforth, conocido como

Abdul Kadir.

Kadir reclutó adeptos en Guyana y los países vecinos a partir de

1983, dice el informe.


Sus colaboradores incluían a Latif Alí (presidente de la Asociación

de Pioneros Chiitas de Guyana), Ismail Muhammad (líder de la

mezquita chiita de Paramaribo y titular de una casilla de correo a

nombre de “Hezbollah Surinam”); y el sheik Kareem Ibrahim, de

Trinidad y Tobago.

Documentos confiscados por las autoridades de EE.UU. en la

residencia de Kadir en la investigación del plan para volar el

aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York demuestran que él

enviaba informes de inteligencia a Morteza Tavasoli, embajador

iraní en Caracas.


El dictamen de Nisman señala que estudiantes de Kadir

participaron “sabiendo o, quizás, sin saberlo” en acciones del grupo

que conspiró para volar el aeropuerto JFK.


Fue el caso de Abdul Raheem, que, en mayo de 2007, fue a buscar

a terroristas en el aeropuerto de Trinidad y les procuró hospedaje.

Kadir fue detenido en junio de 2007 en Trinidad y Tobago, a bordo

de un avión, cuando se dirigía hacia Irán. Fue extraditado a EE.UU.

y condenado a prisión perpetua, junto a otros miembros de su

grupo, por conspirar para provocar la voladura del aeropuerto JFK.


Brasil: La red de Tabatabaei Einaki

 
En 1984, el iraní Mohamed Taghi Tabatabaei Einaki llegó a Foz de

Iguazú para expandir en Brasil la red clandestina de Rabbani y

Kadir, afirma el dictamen.


Einaki abandonó Brasil poco después, acusado por los embajadores

de Arabia Saudita e Irak de intentar formar células terroristas. Pero

la red brasileña siguió operando.


“A través de otro clérigo, Taleb Hussein Khazraji, la alianza

estratégica entre Irán y Hezbollah llegó a la ciudad de São Paulo”,

dice el informe.


El fiscal argentino señala por lo menos otros diez integrantes de la

red iraní en Brasil. Entre ellos Farouk Omairi, que recaudaba

fondos para Hezbollah desde Foz de Iguazú y quién fue detenido en

Brasil en 2007 y condenado por narcotráfico.


Infosur.-

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