Irán mantiene células terroristas en América
Latina
El juez argentino Rodolfo Canicoba Corral dictó una orden
internacional de arresto en 2006 para el ex presidente iraní
Akbar Hashemi Rafsandjani y otros altos oficiales ironies
presuntamente implicados en el atentado de 1994 contra la
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que dejó 85
muertos. Imad Moughnieh fue asesinado en Siria en 2008.
(AFP)
infiltrado células de inteligencia en América Latina para reclutar
agentes que son usados en ataques terroristas, según analistas de
seguridad y autoridades de la Justicia argentina.
Ese ejército en las sombras ayudó la milicia libanesa Hezbollah a
ejecutar en 1994 el atentado contra la Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA), que dejó 85 muertos.
En 2007, la célula iraní de Guyana estuvo a punto de explotar los
tanques de combustible del aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva
York, pero fue impedida por fuerzas de seguridad de EE.UU.
Los datos se desprenden de la investigación del fiscal de la causa
AMIA, Alberto Nisman, quien acusa a Irán de patrocinar y cometer
actos de terrorismo en la región tras la Revolución Islámica de
1979.
“El ataque a la mutual judía en Buenos Aires no constituyó un
hecho aislado”, afirmó Nisman en un dictamen de 502 páginas. “Se
inserta en un contexto mayor, desarrollado a partir de la decisión
del régimen iraní de ‘exportar la revolución’ incluso mediante la
violencia”.
En el dictamen, que se dio a conocer en mayo y es resultado de casi
diez años de investigación, Nisman señala que Irán ha utilizado
mezquitas, embajadas y centros culturales para promover el
terrorismo en Latinoamérica.
El plan iraní inició en 1982, cuando se realizó en Teherán un
seminario con unos 380 clérigos de 70 países, según el
dictamen.
según analistas de seguridad.
“Irán ha instalado websites en la región para propagar mensajes
extremistas”, dijo el uruguayo Luis Fleischman, profesor de
ciencias políticas en el Harriet L. Wilkes Honor College de la
Universidad Atlántica de Florida, EE.UU. “Lo preocupante no es
que la gente común lea esos sitios, sino que la población local de
origen árabe, que desde hace más de un siglo vivió en paz con la
comunidad judía, pueda volverse radical”.
Argentina: La red de Mohsen Rabbani
clérigo chiita Mohsen Rabbani, quien suministró apoyo logístico al
ataque de Hezbollah contra la AMIA, dice el informe.
Rabbani ingresó a Argentina en 1983 como turista y obtuvo la
radicación permanente al año siguiente. Decía ser representante del
Ministerio de la Carne de Irán, pero integraba el Buró de
Inteligencia del ayatolá Khomeini, afirma el fiscal.
A los pocos meses Rabbani ya controlaba tres mezquitas chiitas en
Argentina: At-Tauhíd, en el barrio de Floresta, en la zona sur de la
capital; Al Iman, en la localidad de Cañuelas, provincia de Buenos
Aires; y El Mártir, en San Miguel de Tucumán.
Testigos de la causa dijeron que Rabbani manipulaba los
estudiantes, colocándolos en situación de dependencia económica
para vulnerar su independencia intelectual.
“A cada estudiante que acudía a la mezquita le correspondían 1.000
pesos mensuales (US$1.000 en aquella época, US$151.41 hoy) por
sus estudios, y Rabbani solo les daba 100 pesos (US$100 en
aquella época, US$15.14 hoy), quedándose con el resto”, explicó el
testigo Eduardo Lescano.
“Jóvenes reclutados eran enviados a centros religiosos de Irán,
donde “recibían entrenamiento militar y adoctrinamiento político
de parte de los Pasdaran (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria)”,
señala el informe.
Los que no aceptaban la radicalización eran segregados. Ello
sucedió con Lescano, quien sostuvo que “dejó de concurrir a la
mezquita At Tauhíd en 1990 o 1991 por diferencias ideológicas” y
después se le negó la entrada.
Para captar adeptos, Rabbani utilizó periódicos y emisoras de radio.
La estación de inteligencia contaba además con las empresas de
fachada G.T.C. (Government Trading Corporation, que
inspeccionaba la faena de la carne bajo preceptos islámicos) e
Imanco (registrada como compañía de importación y exportación),
además de miembros radicalizados de la comunidad musulmana
local, llamados de “antenas”.
La actividad de Rabbani abarcó centros islámicos en Uruguay,
Chile y Colombia, sostiene el fiscal.
“La decisión de atentar contra la AMIA fue tomada el 14 de agosto
de 1993 durante una reunión en la ciudad de Mashad, en Irán”, dice
el informe.
Rabbani se encargó de la compra de la camioneta Trafic usada
como coche bomba. Cuatro meses antes del ataque, fue designado
consejero cultural de la embajada, lo que le garantizaba inmunidad
diplomática, completa el documento.
Nisman comprobó que Rabbani intercambió varias llamadas de
celular con el colombiano Samuel Salman El Reda, quien desde
Foz de Iguazú, en la Triple Frontera, coordinó la tarea de los
terroristas.
Rabbani tiene pedido de captura internacional, pero vive en Irán
amparado por el régimen islámico, dijo Nisman.
Guyana: La red de Abdul Kadir
construía una red de inteligencia similar en el Caribe: el ingeniero y
exdiputado guyanés Aubrey Michael Seaforth, conocido como
Abdul Kadir.
Kadir reclutó adeptos en Guyana y los países vecinos a partir de
1983, dice el informe.
Sus colaboradores incluían a Latif Alí (presidente de la Asociación
de Pioneros Chiitas de Guyana), Ismail Muhammad (líder de la
mezquita chiita de Paramaribo y titular de una casilla de correo a
nombre de “Hezbollah Surinam”); y el sheik Kareem Ibrahim, de
Trinidad y Tobago.
Documentos confiscados por las autoridades de EE.UU. en la
residencia de Kadir en la investigación del plan para volar el
aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York demuestran que él
enviaba informes de inteligencia a Morteza Tavasoli, embajador
iraní en Caracas.
El dictamen de Nisman señala que estudiantes de Kadir
participaron “sabiendo o, quizás, sin saberlo” en acciones del grupo
que conspiró para volar el aeropuerto JFK.
Fue el caso de Abdul Raheem, que, en mayo de 2007, fue a buscar
a terroristas en el aeropuerto de Trinidad y les procuró hospedaje.
Kadir fue detenido en junio de 2007 en Trinidad y Tobago, a bordo
de un avión, cuando se dirigía hacia Irán. Fue extraditado a EE.UU.
y condenado a prisión perpetua, junto a otros miembros de su
grupo, por conspirar para provocar la voladura del aeropuerto JFK.
Brasil: La red de Tabatabaei Einaki
Iguazú para expandir en Brasil la red clandestina de Rabbani y
Kadir, afirma el dictamen.
Einaki abandonó Brasil poco después, acusado por los embajadores
de Arabia Saudita e Irak de intentar formar células terroristas. Pero
la red brasileña siguió operando.
“A través de otro clérigo, Taleb Hussein Khazraji, la alianza
estratégica entre Irán y Hezbollah llegó a la ciudad de São Paulo”,
dice el informe.
El fiscal argentino señala por lo menos otros diez integrantes de la
red iraní en Brasil. Entre ellos Farouk Omairi, que recaudaba
fondos para Hezbollah desde Foz de Iguazú y quién fue detenido en
Brasil en 2007 y condenado por narcotráfico.
Infosur.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario