Los soldados judíos de Hitler
Más de 300 finlandeses lucharon en las filas nazis poniéndose a
las órdenes del enemigo
exterminar constituye uno de los capítulos más sombríos y
más de 300 soldados finlandeses de la raza repudiada por el
dictador alemán integraron las filas nazis cuando Finlandia se
unió a la gran contienda en junio de 1941, compartiendo enemigo
común; la Unión Soviética.
Aunque siempre se negó a referirse a sí mismo como aliado,
escudándose en el papel de co-beligerante, Finlandia luchó en el
bando alemán y sus hombres ayudaron a los alemanes a alcanzar
algunos de sus objetivos. Poco se sabe de esta escalofriante unión
de fuerzas.
«He vivido en Finlandia 25 años sin haber oído nada de esta
historia y soy judío. No es algo de lo que se hablara mucho»,
declara John Simon, un neoyorquino que se trasladó a Helsinki en
Indagar en las razones por las que se ha condenado al olvido este
parte de la historia reabre profundas cicatrices psicológicas,
aunque los soldados judíos que lidiaron en esa guerra, muchos de
ellos vivos hoy en día, insisten en que no se avergüenzan de lo
que hicieron.
Dos guerras paralelas
Además de cumplir con su deber como soldados y demostrar su
apoyo al país, insisten en que siempre se consolaron con la idea de
que en realidad se estaban librando dos guerras paralelas. Una de
autodefensa, la que concernía a Finlandia y otra de conquista, la de
Alemania. «Yo no tenía nada que ver con los alemanes. No había
alemanes, donde yo servía. Ellos estaban a 200 kilómetros al norte
de mi regimiento», comenta al «Telegraph» Aron Livson a sus 97
años. Hijo de una modista de la ciudad de Vyborg, fue reclutado
en el ejército a sus 23. A día de hoy su vivacidad y su orgullo
permanecen impecables.
Pero no todos disfrutaron de ese bálsamo que representaba el no
tener que ver la cara de unos hombres que se habían propuesto
extinguirles. En la frontera con Rusia, en la región de Karelia,
tropas finlandesas y alemanas combatieron codo con codo. Los
judíos lidiaron con dos enemigos; uno en el frente y otro dentro de
sus propias filas.
Casi sin excepción, los judíos originarios de Finlandia descendían
de soldados rusos que habían sido enviados a la región durante su
servicio militar. Bajo el gobierno de Rusia, los judíos debían
enrolarse en el ejército a los 10 años de edad y estaban obligados
a servir al país hasta los 25 años. Siempre fueron vistos con cierto
recelo por el resto de Finlandia, bajo el poder del Zar Alejandro I,
hasta su independencia en 1917.
La guerra que estalló en 1939, conocido en Finlandia como la
Guerra de Invierno, para repeler la invasión soviética, que
anhelaba expandirse ocupando las repúblicas bálticas, representaba
la ocasión idónea para que esa población judía, descendientes de
rusos, pudieran demostrar su lealtad como ciudadanos finlandeses.
ABC.-
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